Serie: Niño Interior
Con este, doy inicio a una serie de artículos basados en la consabida y muy utilizada frase de “todos llevamos un niño dentro”. Reflexionando sobre esto, surgen preguntas muy importantes que debemos plantearnos para hacer nuestra esa frase; preguntas cómo: ¿Qué es un niño? ¿Cuáles son algunas características de los niños? ¿Qué diferencias bien marcadas existen entre los adultos y los niños? Y, sin perder de vista que hay muchas más preguntas y observaciones interesantes; una muy importante de forma particular para cada persona, principalmente quienes hacen uso continuo de esa expresión, tan familiar para la mayoría de las personas y, ni que decir, de las personas que, de una u otra manera nos motivan frecuentemente es, ¿cómo está esa reconexión nuestra con ese niño interior?
Y es que, en un mundo abrumado por responsabilidades y tensiones, a menudo relegamos al olvido la fuente de alegría y asombro que reside dentro de cada uno de nosotros desde la infancia. Esa fuente de alegría del niño interior representa esa parte de nosotros que conserva la inocencia, la curiosidad y la capacidad de disfrutar del presente sin preocupaciones; hay mucho más. A medida que avanzamos en la vida, esta conexión puede perderse en el ajetreo diario, pero nunca desaparece por completo. Reconocer y nutrir esta parte de nuestro ser puede conducir a una mayor felicidad, satisfacción y autenticidad en nuestras vidas.
Como dijo la autora Amy Leigh Mercree: “Dentro de todos nosotros hay un niño interior radiante bañado en alegría”. Esta afirmación resalta la idea de que la fuente de felicidad y plenitud reside en nuestro interior, aguardando ser redescubierta, abrazada y cuidada.
El psicólogo Carl Jung, afirmó: “La aceptación de uno mismo es el núcleo de la verdadera salud mental y felicidad”. Reconectar con nuestro niño interior implica aceptarnos a nosotros mismos en toda la complejidad de nuestro ser y abrazar todas las facetas de nuestra identidad, tanto las positivas como aquellas que requieren sanación.
En los próximos artículos de esta serie, seguiremos explorando y socializando algunas técnicas y prácticas para reconectar con nuestro niño interior, desde la meditación y la visualización hasta conceptos como la escritura creativa y la expresión artística. Al hacerlo, espero promover la inspiración a emprender su propio viaje de autodescubrimiento y redescubrimiento de la alegría interior.
Pensemos que nunca es demasiado tarde para abrazar al niño que llevamos dentro y permitirnos experimentar la vida con la misma inocencia y maravilla que cuando éramos jóvenes. Juntos, embarquémonos en este viaje de autoexploración y redescubrimiento hacia una vida más plena y auténtica ¿Te apuntas al viaje?